Destino,
las cosas suceden por una razón, casualidad, coincidencias… estas palabras siempre
forman parte de nuestras oraciones cuando expresamos algún suceso del cual no
podemos explicar los porqués. El curso de las cosas acontece para señalarnos la
fe, sólo necesitamos estar atentos, a entender tales señales, hay indicadores
claves para cada uno de nosotros y si escuchamos con atención cada una de esas
frases, confiando en nuestra voz interna, escucharemos la palabra justa, retomaremos
el timón y seguiremos naufragando hasta encontrar eso qué tanto anhelamos, eso que
tal vez ya este escrito o qué nosotros construiremos, eso que llamamos
“destino”.
Después de una
decepción y deserción de lo que era uno de mí más grande sueño me encontraba cursando
el primer grado de la escuela normal, mis sentimientos absorbían mi visión y mis ganas de empezar de nuevo. Mis planes, mis
sueños, mis ilusiones y mis expectativas tomaron asiento en una sala de espera
y sólo tenía que concentrarme en lo que ahora era mi nueva realidad.
Únicamente las personas que han pasado por
algo similar han sentido la frustración que es encerrar tus sueños en una cajita
la cual no sabes cuando la volverás abrir, es enterrar cada una de tus metas
planteadas y limpiar las lágrimas para continuar.
Tuvieron que pasar algunos meses para que yo me
fuera adentrado a lo que era y será mi
labor docente, fui conociendo todo ese proceso de enseñanza-aprendizaje,
empezándome de algún modo a motivar. Las piezas claves para que eso pasara
fueron las primeras experiencias de mis prácticas; asistir a primarias rurales
donde éramos bien recibidos y queridos, cuando escuchaba sus “gracias” después
de brindarles mi ayuda, sus cartas al final de la jornada, la convivencia
diaria en el salón de clases, los pequeños detalles que recibía de ellos, sus
sonrisas y travesuras, sus ocurrencias y mi preocupación por querer ser el
docente que todos ellos quisieran tener, de las que quiero ser dueña de sus
risas y alegría, los que serán el eje de mi mundo y de los cuales aprendí que
vale la pena luchar para conseguir lo ideal para ellas, que la educación aun se
es posible y que podemos destruir juntos todos esos estigmas y fantasmas que se
tienen sobre la profesión docente, esas pequeñas personitas que llamamos “alumnos”
fueron los que se robaron mi corazón.
Empecé a valorar la sencillez de la
profesión, ahora sabía que todos esos pensamientos a cerca de ésta eran solo
especulaciones, que ser docente implicaba tener ese espíritu humanitario, esa
chispa en los ojos, tener amor en nuestras palabras y en nuestros actos, ahora
sabía que para ser un buen maestro era necesario tener diversas características
para lograr ser el cambio, para no ser uno más, para ser alguien significativo
en la vida de un estudiante, era necesario, como dice José María Estebe, “ser
maestro de humanidad”, con estás ideas de las cuales tomé de diversas lecturas,
clases y películas motivacionales empecé a construir mi filosofía.
Comprendí que mis actos formaban mi destino y
que este no era algo que se buscaba si no algo que logramos, ahora ya no veía
mi pasado como cuestión de mala suerte si no como algo del cual debía de
aprender, ahora miraba mis anteriores sueños del otro lado del panorama, ya no
los veía lejanos, imposibles… intocables.
Creo que lo fundamental para formar nuestra vocación
y motivación es plantearse metas, pensar en lo que se desea y tener la semillita
para sembrar tal sueño, un maestro me dijo
un día que: “La vocación se puede desarrollar” y pasó justamente eso, no estaba
en el lugar equivocado, solo estaba en el momento equivocado.
Me di cuenta que de alguna forma podría
realizar mis sueños estando de este lado de la jugada, desarrollando mi
vocación. Cuando logré entrelazar todos esos sueños comenzó mi autocritica, ¿Qué
fue lo que había realizado hasta hoy? ¿Cuáles fueron mis dificultades y cuáles mis
fortalezas? Al realizar tal ejercicio percate que si he realizado algunos de mis
pequeños sueños estando en esta labor, de
igual forma mis debilidades han hecho que algunas veces flaquee y ahora trato
de buscar la manera de fortalecerlas.
Todo vuelve a tomar su curso y su sentido,
todo vuelve a comenzar, toda ilusión vuelve a renacer, ahora vuelvo a ser yo,
ahora me doy cuenta que el camino hacia mi destino yo lo construiré a base de
acciones, siempre siguiendo esa voz que te dicta el corazón, de donde vienen
los secretos más guardados y las ilusiones más hermosas.